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‘La llave de la taifa. Historia meridional’, la segunda novela de Manuel Bárcenas, hermano de Luis Bárcenas

Tras su ópera prima ‘Brick y el olivo 33’, Manuel Bárcenas reaparece con la secuela ‘La llave de la taifa. Historia meridional’. Con esta nueva novela, el autor concluye su sorprendente serie sobre la corrupción. […]

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Tras su ópera prima ‘Brick y el olivo 33’, Manuel Bárcenas reaparece con la secuela ‘La llave de la taifa. Historia meridional’. Con esta nueva novela, el autor concluye su sorprendente serie sobre la corrupción.

Mientras que Brick y el olivo 33 es una novela negra sobre la corrupción urbanística, Manuel Bárcenas define La llave de la taifa. Historia meridional, su secuela, como una falsa novela negra centrada en la corrupción económica y política que rodea a una gran corporación aspirante al IBEX constructor. Ambas historias se inspiran en sus vivencias en dos grandes empresas de construcción e ingeniería, y ha dedicado ocho años de su vida a escribirlas.

En esencia, La llave de la taifa. Historia meridional es una historia sobre una poderosa corporación multinacional ubicada junto a un poblado chabolista, sobre la globalización de la economía y de la miseria, sobre el Norte y el Sur; sobre la visión empresarial corrupta de los reyezuelos narco-gitanos del distrito Sur, no muy distinta de la corrupción de los poderosos de guante blanco que habitan taifas y covachuelas. Asimismo, habla del antagonismo interior de un inspector de policía y de un no menos desasosegado gaitano; del compromiso de los que ejercen con amor su oficio, ya sean trovadores de la verdad mediática, artesanos de la justicia o curas rojos al servicio de los olvidados. Sin olvidar la mezquindad de los que ejercen de periodistas cuervos, gobiernan sus pequeños reinos de taifas o buscan las llaves de acceso, así como las miradas retrospectivas al fugaz paso del tiempo por la eterna Iberia de charanga y pandereta, o a la Arcadia feliz de la Transición a los recortes sociales.

La novela se desarrolla en tres tramas entrelazadas y claramente identificables. Por un lado, se encuentra la historia principal, que versa sobre la corrupción empresarial. Por otra parte, hay dos tramas que complementan y refuerzan el hilo argumental central: una relacionada con la investigación policial y la lucha contra la drogadicción, y otra centrada en un reportaje periodístico sobre el desalojo de un poblado chabolista. Todas ellas van confluyendo a lo largo del relato hasta la resolución de las incógnitas que Manuel Bárcenas plantea.

Cada parte se inicia con sendas y significativas citas de Antonio Machado y de Miguel de Cervantes, a las que el autor recurre para intentar sintetizar el mensaje del relato y que, ciertamente, llaman poderosamente la atención a la vez que potencian la brillante estructura. Además, el autor parte en el prólogo con un falso arranque de novela negra sobre el asesinato de Domingo Esclaret, el presidente corrupto de Isc Corp.

De esta manera, en la parte ‘Corrupción: ciencia, técnica y arte’, se muestran los entresijos de Isc Corp y su implicación en un juicio mediático mediante el desarrollo de dos casos de corrupción: uno en la taifa catalana, referido a la concesión de un contrato para el tratamiento de basuras, y otro en la taifa gallega, centrado en la consecución de un contrato eólico. A través de esos casos, el lector conocerá a personajes grises de la corporación como Remigio Esclaret, hermano del occiso y sucesor en la presidencia de Isc Corp, y la forma en que estos se relacionan con el oscuro poder político. Paralelamente a dicha trama principal, el autor va alternando las tramas secundarias. La policial se centra en esta parte en describir el poblado chabolista que se encuentra junto a Isc Corp, y cuyo desalojo y urbanización es inminente, señalando una serie de indicios que apuntan a la implicación de los clanes narco-gitanos en el asesinato de Esclaret. Por su parte, la trama periodística nace del interés de Isc Corp de publicar noticias patrocinadas en determinados medios de comunicación y se desarrolla en tres hitos. El primero es una reunión de Jana López, periodista del Digital Times, con el responsable de comunicación de la corporación. El segundo es una entrevista que Jana realiza a un profesor emérito especializado en economía del bien común, donde se delimita con claridad el contexto histórico-económico en el que tiene lugar el relato, que no es otro que el de los inicios de la actual crisis económica y de valores. Y el tercero es la investigación periodística sobre el desalojo del poblado que Jana López propone a su periódico.

En la segunda parte de la novela, titulada ‘Daños colaterales y síndrome postraumático’, el autor se centra en otros casos de corrupción de la corporación, que ubica ahora en las taifas madrileña, murciana, aragonesa, canaria y valenciana. Destaca, por su crudo realismo, el capítulo dedicado a un comité de dirección de Isc Corp, así como un turbio asunto de corrupción internacional que relaciona a Isc Corp con la Embajada de España en India. En cuanto a las tramas secundarias, y como elemento diferencial bastante claro respecto a la primera parte, el autor asocia las mismas con subhistorias de gran fuerza narrativa en las que nos presenta a una serie de personajes secundarios que pueden catalogarse como damnificados por la crisis. Entre ellos: los jóvenes sin esperanza de Ciudad Progreso, el barrio del Distrito Sur donde vive el inspector Sergio Paz; la familia obrera de los Nacimiento, ecuatorianos que habían participado en la construcción de los túneles de la M30, y que la crisis deja sin trabajo y a punto del desahucio; o los Juan Nadie, parias y olvidados de La Poza a los que dedica su vida el cura rojo Jeremías Díaz. En el último capítulo de esta segunda parte, de marcado carácter efectista y en el marco del monologo de un importante cargo público imputado por corrupción, el lector asiste a la confrontación periodística latente a lo largo del relato entre Tristán Cuervo, modelo de periodista poco riguroso con el código deontológico de la profesión, y Jana López, representante de un periodismo entendido como servicio al ciudadano e instrumento para mejorar la sociedad.

Por último, en la tercera parte, ‘A modo de fusión de tramas y resolución de incógnitas’, Manuel Bárcenas resuelve con aparente fárrago sangriento la trama policial y la investigación periodística sobre el desalojo para finalmente cerrar la historia con una arriesgada y singular cabriola literaria donde recurre, a modo de despedida, a los personajes de su bilogía más queridos: el juez de instrucción Moisés Berruguete y la periodista de investigación Jana López. Pero no es este el cierre definitivo de la novela, pues este se produce de forma muy singular con un inesperado coloquio de irónico tono cervantino, que no es otra cosa que el relato de un último y desasosegante caso de corrupción real en el que el autor se vio envuelto.

Por último, ya fuera de la historia, Manuel Bárcenas obsequia al lector con dos literarios anexos en un intento desesperado de aferrarse a la escritura sanadora del espíritu. Uno de ellos está dedicado a un apólogo (‘El sueño del español yacente’) y el otro a su proceso creativo.

En conclusión, La llave de la taifa. Historia meridional es una interesantísima novela de corte social sobre la corrupción y la realidad española actual. El relato es fluido, está bien escrito: además, posee un estilo muy personal y una estructura grandiosa. Con esta historia, Manuel Bárcenas, en una brillante fusión entre realidad y ficción, busca y rebusca en su interior, para dirigirse a un lector coetáneo al que necesita ‘imperiosamente mostrar su verdad’, y con la que pretende ‘tomar partido, liberar su conciencia crítica, adquirir un compromiso personal, ajustar cuentas con su pasado, y dejar una herencia de verdad aprovechable por los hijos’. O más explícitamente aún si cabe: ‘limpiar la sentina del alma del insoportable sentimiento de culpabilidad’.

La corrupción campa a sus anchas a lo largo y ancho del Reino. Son muchos los que ven y oyen; pero callan, porque temen. El temor nos paraliza e impide convertirnos en valerosos caballeros andantes. Las víctimas inocentes del envilecimiento colectivo somos todos. El drama es que hay mucho agravio que desfacer, mucho entuerto que enderezar y mucho damnificado que socorrer.

La corrupción es algo tan viejo como la historia de la humanidad. Está en nuestro interior. Siempre ha sido así, es, y será. Alguien que te dice oye toma esto para aquel, o quédate con esto y mira a ver si fulanito puede ayudarme en aquello otro. Ese acto de corrupción individual al que tiende la carne débil es universal y el contagio sólo puede atenuarse con medidas eficaces de transparencia y control democrático. El peor de los escenarios posibles, en el que estamos, es que la corrupción se convierta en norma de conducta y se generalice en el centro y periferia de las sociedades democráticas. Está pasando. Son muchísimos los que ven, oyen y callan. -‘Arritmia epilogar’, La llave de la taifa. Historia meridional.

Biografía:

Manuel Bárcenas (Alicante, 1964). Pasó su infancia en Tierra de Badajoz, a orillas del Guadiana, hasta que a los 8 años se trasladó a Madrid junto a sus nueve hermanos, sus padres, su abuela y su tía. Esto supuso un cambio transcendental en su vida, ya que Madrid fue el lugar en el que tuvo que hacer frente a etapas tan conflictivas como la adolescencia y la transición a la edad adulta. Estudió Administración y Dirección de Empresas en el antiguo Colegio de Areneros para trabajar después en diferentes empresas, en las cuales desempeñó distintas responsabilidades. Se considera a sí mismo aprendiz de casi todo. Le gusta montar en bicicleta, las largas sobremesas familiares entre bromas, charletas y canciones de toda la vida, y evadirse de la realidad cotidiana con la lectura de un buen libro. Con la llegada de las primeras canas, descubrió de forma autodidacta el duro oficio de escritor. Brick y el olivo 33 es su ópera prima y la antecesora de La llave de la taifa. Historia Meridional, recién sacada del horno. Actualmente, vive en San Juan (Alicante), está casado con Manenes y tiene dos hijos; ellos son su razón de vivir.

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