Más de 250 personas fallecidas, decenas de edificios derrumbados, incendios aislados y alrededor de dos millones de personas sin electricidad son las primeras consecuencias del terremoto de magnitud 7,1 que azotó la zona central de México este martes.
Este terremoto ocurre dos semanas después del sismo de mayor magnitud en casi un siglo, y exactamente a 32 años del sismo más mortífero en la historia del país, ocurrido el 19 de septiembre de 1985.
Luis Felipe Puente, coordinador nacional del Protección Civil de la Secretaría de Gobernación, informó que al momento hay 248 personas muertas: 86 en Ciudad de México, 42 en Puebla, 55 en Morelos —que limita con Puebla—, 12 en Estado de México, tres en Guerrero y uno en Oxaca. También mencionó que hay 44 emplazamientos con colapsos en la capital del país.
El Servicio Sismológico de México reportó primero un sismo de magnitud 6,8 con epicentro en el estado de Puebla, que después fue corregido a magnitud 7,1 en el límite entre los estados de Puebla y Morelos.