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Huelga, protestas y tensión en Cataluña: «¡Somos gente de paz!»

Por Pablo Sanguinetti y Ana Lázaro Verde (dpa) Barcelona, 3 oct (dpa)  En una Cataluña prácticamente paralizada por la huelga y en medio de la tensión con Madrid, decenas de miles de personas salieron hoy […]

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Por Pablo Sanguinetti y Ana Lázaro Verde (dpa)

Barcelona, 3 oct (dpa)

 En una Cataluña prácticamente paralizada por la huelga y en medio de la tensión con Madrid, decenas de miles de personas salieron hoy a la calle en la región para protestar por la acción policial que el domingo dejó cientos de heridos durante la celebración del referéndum soberanista no autorizado.

Las banderas independentistas catalanas (esteladas) y los gritos a favor del «derecho a decidir» volvieron a ser protagonistas en una intensa jornada que llevó al jefe del Estado español, el rey Felipe VI, a anunciar un mensaje institucional a los españoles a las 21:00 horas (19:00 GMT).

Encontrar un taxi en Barcelona durante el día era casi imposible, los negocios y cafés estaban cerrados y el transporte funcionó con servicios minimos, lo que provocó largas esperas. Museos y otra atracciones de la ciudad más turística de España, como la emblemática basílica Sagrada Familia, cerraron también sus puertas.

En toda Cataluña hubo además atascos kilométricos por el corte de medio centenar de carreteras. Unas 30.000 personas se manifestaron en la ciudad de Girona y en Barcelona decenas de miles secundaron la manifestación convocada a las 18:00 horas (16:00 GMT), que partió de la Plaza de la Universitat.

«Nadie nos va a tapar la boca. Somos personas y tenemos derecho a decidir», dijo a dpa Alba, una mujer de 33 años que marchaba junto a sus hijos ataviada con la camiseta del FC Barcelona y cubierta con una bandera secesionista catalana (estelada).

En un clima festivo y reivindicativo, los manifestantes entonaron consignas como «¡Independencia!», «Hemos votado» o «Las calles siempre serán nuestras» entre un mar de banderas de rayas rojas y amarillas.

«En mi casa no entró una estelada hasta 2012, cuando el Gobierno español nos humilló», explicó a dpa Caterina Salas, de 49 años, quien aseguró tener una «gran sensación de impotencia» y, al mismo tiempo, también de «alegría» por la fuerte movilización ciudadana.

La jornada arrancó con concentraciones ante las escuelas de Barcelona en las que se produjeron disturbios el domingo, cuando la Policía que tenía orden judicial de impedir el referéndum se enfrentó con los votantes.

Una misión de observadores internacionales destinados en los locales electorales concluyeron en un comunicado que la votación no pudo cumplir los estándares internacionales «por las circunstancias adversas en las que se celebró» debido a la intervención policial.

Las imágenes de tensión y violencia dieron la vuelta al mundo y casi 900 personas tuvieron que recibir atención médica por heridas o crisis de ansiedad. El Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy cuestionó esa cifra y remarcó que solo cuatro personas fueron internadas.

«Somos gente de paz», mostraba el cartel de un ciudadano ante la escuela Ramon Llull de Barcelona, donde los concentrados colocaron flores. Otra pancarta apelaba: «Europa, ¿eres ciega? La democracia está muriendo».

Pese al perfil independentista de la huelga, en la calle era fácil encontrar ciudadanos contrarios a la ruptura con España pero indignados por la acción policial. «No queremos banderas ni fronteras. Esta huelga es para reivindicar la no violencia», dijo a dpa un joven con una bandera arcoíris con la palabra «Pau» (paz).

La huelga fue convocada por entidades independentistas como Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium y sindicatos minoritarios de Cataluña, y al paro se plegaron también las universidades catalanas y la Federación Catalana de Fútbol, entre otros.

También el Gobierno catalán apoyó la huelga. Para impulsar la participación, redujo los servicios mínimos y aclaró que no penalizará a los funcionarios que se plieguen al paro.

«Hoy es una jornada de protesta democrática, cívica y digna», escribió en Twitter el presidente del Gobierno catalán, el independentista Carles Puigdemont. «No nos dejemos llevar por las provocaciones. El mundo lo ha visto: somos gente pacífica».

Los dos sindicatos mayoritarios de España, Comisiones Obreras (CCOO) y la Unión General de Trabajadores (UGT), evitaron apoyar la huelga general para no respaldar el plan independentista de Puigdemont y, en su lugar, llamaron a un «paro de país» como protesta por la acción policial del domingo.

La jornada se desarrolló sin incidentes, aunque en un clima de protesta y rechazo al Estado. La sede del PP en Barcelona quedó rodeada por unas 2.000 personas que responsabilizaban al partido por los incidentes. También la de los liberales de Ciudadanos, primera fuerza de oposición en Cataluña, se vio cercada.

Por otra parte, la Fiscalía General del Estado abrió diligencias para investigar un posible delito de amenazas y coacciones a medio millar de agentes de las fuerzas de seguridad españolas desplazados estos días en Cataluña. Según denunciaron sindicatos policiales, fueron expulsados de los hoteles donde se alojaban por presiones.

En las últimas horas hubo también protestas frente a comisarías de la Policía Nacional por su intervención el domingo.

La consulta soberanista del 1 de octubre, impulsada por el Gobierno catalán de forma unilateral, fue suspendida de antemano por el Tribunal Constitucional a principios de septiembre, lo que abrió un escenario de tensión y desenlace imprevisible.

La victoria del «sí» a la ruptura con España por un 90 por ciento abrió las puertas a que el Parlamento catalán declare en los próximos días la independencia de la región, en un desafío inédito al Estado.

Los catalanes no secesionistas anunciaron una manifestación el domingo en Barcelona en contra de la ruptura con España bajo el lema «Prou! Recuperem el seny» (¡Basta! Recuperemos la sensatez).

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