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Miles de personas se manifiestan en contra de la posible declaración de independencia de Catalunya

Miles de personas, 350.000 según la guardia urbana y casi 1.000.000 según los organizadores, se manifiestan el 08/10/2017 en el centro de Barcelona, para mostrar su rechazo a una posible declaración de independencia en Cataluña Bajo […]

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Miles de personas, 350.000 según la guardia urbana y casi 1.000.000 según los organizadores, se manifiestan el 08/10/2017 en el centro de Barcelona, para mostrar su rechazo a una posible declaración de independencia en Cataluña

Bajo el lema «¡Basta!, recuperemos el ‘seny\'», (la sensatez, en catalán), cientos de miles de personas se manifestaron hoy en el centro de Barcelona para mostrar su rechazo a una posible declaración de independencia en Cataluña.

La multitudinaria manifestación, convocada por la asociación anti independentista Sociedad Civil Catalana (SCC), estuvo encabezada por representantes políticos de diferentes formaciones y por el premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, una semana después del polémico referéndum soberanista celebrado en la región.

«Se necesita mucho más que una conjura golpista (…) para destruir lo que han construido 500 años de historia. No lo vamos a permitir», dijo al cierre de la marcha el escritor peruano, que tiene la nacionalidad española desde los años 90.

«La pasión puede ser destructiva y feroz cuando la mueven el fanatismo y el racismo. La peor de todas, la que ha causado más estragos en la historia es la pasión nacionalista», añadió.

A su lado, el ex ministro socialista Josep Borrell arremetió contra los dirigentes catalanes. «Todos tenemos un poco de culpa de haber callado demasiado y ahora ha llegado el momento de que (…) lancemos un llamamiento a la sensatez, a la convivencia, a la solidaridad y al pluralismo político», dijo.

A primera hora de la mañana, un millar de personas se congregó ante un céntrico cuartel de la Guardia Civil de Barcelona para apoyar a los agentes, criticados por su violenta actuación el pasado domingo para tratar de impedir la consulta sobre la independencia, que había sido prohibida de antemano por el Tribunal Constitucional.

Poco a poco, el ambiente se fue caldeando en el centro de Barcelona y las calles se tiñeron de rojo y amarillo, los colores de la bandera de España y también de la oficial catalana, la «señera». Tras días de manifestaciones independentistas, hoy alzó la voz la llamada «mayoría silenciosa» de Cataluña, que no apoya los planes secesionistas del Gobierno regional de Carles Puigdemont.

«Pedimos al Gobierno de Cataluña y fundamentalmente a su presidente que reflexione y que eche marcha atrás», dijo al inicio de la marcha a los medios el vicepresidente de SCC, José Domingo.

En la plaza de Urquinaona, donde arrancó la protesta, se escucharon lemas como «Yo soy español», «¡Puigdemont a prisión!» y «España, unida, jamás será vencida». Según los organizadores, hubo más de un millón de manifestantes, mientras que el Ayuntamiento de Barcelona calculó unos 350.000.

«Esta es la primera vez que participo en una manifestación, y lo hago porque nos sentimos españoles y catalanes», dijo a dpa Julia, de 58 años, mientras sujetaba una gran bandera de España.

«A mí no me gusta llevar banderas, pero hoy es importante que haya tantas porque tienen que escuchar nuestra voz», señaló Isabel, otra manifestante de 41 años.

La marcha contra la independencia tiene lugar en un momento de alta tensión en Cataluña, ante la incertidumbre de que el Parlamento regional pueda declarar unilateralmente en los próximos días la independencia de la región tras el polémico referéndum celebrado hace una semana sin garantías y pese al veto de la Justicia.

La incertidumbre es máxima y, ante la inseguridad jurídica, grandes empresas y bancos catalanes decidieron en las últimas horas trasladar su domicilio social a otras zonas de España.

Durante varios días, los secesionistas catalanes salieron a las calles para reivindicar una consulta legal y protestar por la actuación de la Policía española durante la votación del 1 de octubre, que dejó cientos de heridos, según el Gobierno catalán.

Hoy, el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, dio su apoyo a la manifestación por la unidad de España en Barcelona.

«Recuperemos la sensatez en defensa de la democracia, la Constitución y la libertad. Preservaremos la unidad de España. No estáis solos», escribió en un mensaje en Twitter.

También el ex jefe del Ejecutivo José María Aznar, crítico estos días con la actitud de Rajoy ante la crisis catalana, expresó en las redes sociales su «gratitud» y «ánimo» a los manifestantes.

En la marcha «españolista» participaron políticos como la jefa del Gobierno regional de Madrid, Cristina Cifuentes; la ministra de Sanidad española, Dolors Montserrat; el líder de Ciudadanos, el liberal Albert Rivera, y la máxima responsable de este partido en Cataluña y jefa de la oposición, Inés Arrimadas.

«España no va a quedarse parada frente unos golpistas que quieren quitarnos nuestros derechos, nuestra nacionalidad y nuestro pasaporte», dijo Rivera ante la prensa solicitando la convocatoria de elecciones en la región. «Si votamos en Cataluña, ganaremos».

Además de las manifestaciones independentistas y «españolistas» celebradas en la última semana en Cataluña, miles de personas salieron a la calle el sábado en varias ciudades españolas, con ropa blanca y sin banderas, para reclamar diálogo y una solución negociada en medio de la confrontación entre Cataluña y Madrid.

«Puigdemont a prisión»: la mayoría silenciosa alza la voz en Cataluña 

A sus 63 años, Pedro se manifestó hoy por primera vez en la calle desde la muerte del dictador Francisco Franco (1975). Y lo hizo con una bandera española y en Barcelona. «No soy muy de banderas porque creo que somos todos iguales, catalanes, pero nos sentimos obligados a llevarla porque si no, no existimos», dijo a dpa en medio de la gran marcha celebrada contra la independencia de Cataluña.

Como él, cientos de miles de catalanes decidieron alzar la voz y dejar de ser al menos por un día esa «mayoría silenciosa» que durante los últimos años asistió con preocupación y sin estruendos a los planes del Gobierno catalán de Carles Puigdemont para romper con España. «¡Viva España!, ¡Viva el rey!», se escuchaba en las calles de la capital catalana desde primera hora de la mañana.

Una semana después del polémico referéndum soberanista impulsado por el Ejecutivo regional y prohibido de antemano por el Tribunal Constitucional, una riada de banderas españolas y «señeras» (bandera oficial de Cataluña) inundó el centro de Barcelona. Entre gritos como «Yo soy español» o «España, unida, jamás será vencida», el más escuchado fue «Puigdemont a prisión».

«Es muy fuerte lo que está pasando: cientos de miles de personas están pidiendo que el presidente de su Gobierno vaya a la cárcel. Nunca se había visto algo así en España», dijo a dpa Vicente, un manifestante catalán de 54 años.

La marcha fue encabezada por el premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, el ex ministro socialista Josep Borrell, la actual ministra de Sanidad, Dolors Montserrat y otros políticos del Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy y del liberal Ciudadanos.

«Ahora, cuando pase Albert Rivera, gritamos ‘¡Presidente!\'», le decía un joven, Marc, a su amiga Adela en plena manifestación en alusión al presidente de Ciudadanos. «Es que somos muy ‘groupis’, nos gusta Albert porque es joven, tiene ganas de reformar el país y, además, es catalán», explicaron con el celular preparado para sacar una foto al político, líder antiindependentista.

Desde primera hora de la mañana, vehículos con banderas españolas surcaron las calles de la capital catalana, que poco a poco fue tiñéndose de rojo y amarillo. También fueron muchos los que combinaron símbolos españoles con la «señera» y la bandera europea.

Entre la muchedumbre destacaba Álvaro de Marichalar, ex cuñado de la infanta Elena -hermana del rey español Felipe VI-, por su camiseta con la bandera de España y los escudos de los dos equipos de fútbol más importantes del país: el Real Madrid y el Barcelona.

«Esta camiseta es un símbolo de concordia», dijo a dpa. «Pero Puigdemont tiene que ir a la cárcel porque es un golpista», añadió.

En un ambiente festivo, muchos manifestantes destacaron la tensión «inédita» en Cataluña y el miedo latente a que la fractura en la sociedad no tenga marcha atrás. «Algunos de mis amigos se han salido del grupo de whatsapp que teníamos y en las comidas familiares no se puede hablar de política», lamentaba una joven con un tomo de la Constitución española en la mano.

Con la esperanza de que su hijo de 17 meses crezca «en una ciudad de paz y convivencia», Isabel hizo caso omiso a quienes le recomendaron que no saliera a manifestarse con el bebé en brazos.

«Esta semana he estado supertriste porque he discutido con amigos y compañeros de trabajo. Yo soy de izquierdas y me están llamando fascista por no ser independentista. Esto no puede seguir así, hay que hacer algo», dijo a dpa.

Desde Twitter, el jefe del Gobierno español, Mariano Rajoy, lanzó un mensaje de apoyo a los congregados en la plaza Urquinaona de Barcelona, en el centro de la capital catalana. Su «No estáis solos» recogía el sentimiento general de la calle. «Mira, tengo los pelos de punta, me emociona ver tanta gente. Ya era hora de que la gente tuviera valor para salir a la calle», decía Teresa, de 51 años, quien se desplazó a Barcelona desde Viladecans.

«¡Está todo lleno, no cabemos! ¡Hoy Barcelona es la capital de España!», gritaba con un megáfono uno de los organizadores.

Los manifestantes abuchearon a las cámaras de la televisión pública catalana (TV3), a la que acusaron de manipulación, y aplaudieron a los agentes de Policía Nacional y a la Guardia Civil española, desplegados en la marcha. «Esto es un orgullo, una satisfación, siento ganas de llorar», aseguraba una mujer, emocionada, mientras agitaba con ímpetu en el aire su bandera de España.

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