La capital portuguesa, Lisboa, ha ganado el Premio Capital Verde Europea de 2020. Así mismo, el título European Green Leaf 2019 se les otorgó conjuntamente a las ciudades de Cornellà de Llobregat en España y Horst aan de Maas en Holanda. Estos notorios galardones fueron conferidos por la Comisionado de la Unión Europea para el Medio Ambiente, Asuntos Marítimos y Pesca, Karmenu Vella, en un acto de entrega de galardones en Nijmegen, Países Bajos, la actual Capital Verde Europea.
Además del título, Lisboa recibe un incentivo financiero de 350.000 euros de la Comisión Europea para poner en marcha su año ecológico.
El jurado consideró que Lisboa, que emprendió su paso hacia la sostenibilidad en un momento de crisis financiera, sería una un modelo a seguir para diferentes ciudades de la Unión Europea, lo que indica visiblemente que la sostenibilidad y el desarrollo financiero siempre están juntos.
El panel de expertos destacó que Lisboa es exclusivamente enérgica en la industria del uso razonable de la tierra, el transporte sostenible, el crecimiento y la innovación ecológica, la armonía con el cambio climático y los deshechos.
La capital de Portugal fue la primera ciudad europea en estar de acuerdo con la Nueva Alianza de Alcaldes por el Cambio Climático y la Energía en 2016, luego de alcanzar una disminución del 50 % en las emisiones de CO2 (2002-2014); disminuir el consumo energético en un 23 % y el uso del agua en un 17 % en 2007-2013.
Lisboa tiene un enfoque claro para el transporte sostenible, con acciones para limitar el uso de coches y prevalecer el ciclismo, la marcha y el transporte público. En 2017, Lisboa ejecutó un plan de bicis eléctricas, para promover el ciclismo en las zonas montañosas de la capital.
Lisboa cuenta con uno de los sistemas más grandes de puntos de recarga eléctrica para vehículos, y el 39 % de los coches oficiales son eléctricos. El 3 % de los habitantes viven a menos de 300m de un servicio público de transporte. El 76 % vive a menos de 300m de zonas urbanas ecológicas.
Lisboa posee una dinámica responsabilidad con la utilización razonable de la tierra con una orientación individual para la implementación de una infraestructura ecológica para evitar las consecuencias del calentamiento global, como el calor extremo, la sequía y los desbordamientos por vendavales.
La ciudad española de Cornellà de Llobregat se hixo notar por su trabajo de innovar la localidad en un área urbana que serviría de modelo para otras ciudades. La urbe también manifiesta un enérgico rumbo hacia el manejo responsable y la conservación del agua, acciones de sensibilización y el control para evitar inundaciones.
La ciudad holandesa de Horst aan de Maas cuenta con un entusiasmo y una estrategia comprensiva y planificada. La ciudad tiene un extenso sistema de transporte, y también ha implementado distintas acciones para animar a las personas a usar bicis y coches eléctricos, así como compartir vehículos para disminuir la emisión de CO2.