El domingo se reunieron en París líderes mundiales y políticos de diferentes países para honrar la memoria de quienes murieron en la Primera Guerra Mundial. Se conmemoraron los cien años del final de la guerra, que causó terribles sufrimientos y se cobró millones de vidas, quieren recordar que se puede evitar una nueva guerra si las naciones cooperan entre sí. El titular de la ONU, Antonio Guterres, participará en la ceremonia conmemorativa
Hace cien años, a las 11 horas del día 11 del mes 11, terminó la Primera Guerra Mundial, a la que se conoció como la «Gran Guerra». Fue la más sangrienta en la historia del mundo hasta ese momento y se cobró 8,5 millones de vidas. Rusia sufrió las mayores pérdidas: murieron 1,7 millones de personas, casi cinco millones resultaron heridas, otros 2,5 millones fueron capturadas o desaparecieron. El número total de muertos y heridos es más del 76 por ciento de todos los que fueron llamados al frente.
El mundo se horrorizó y comenzó a pensar en cómo resolver los problemas internacionales de manera pacífica. Así que, a sugerencia del presidente estadounidense Woodrow Wilson, en 1920, nació la Sociedad de las Naciones.
Sin embargo, al final, los Estados Unidos no se adhirieron a la organización, temiendo no poder tomar por su cuenta decisiones importantes para su país. No obstante, Washington compartió muchos de los principios de la Sociedad de Naciones y trabajó estrechamente con ella.
La Sociedad de las Naciones está considerada como la precursora de la ONU y muchos otros organismos relacionados. Por ejemplo, la Organización Internacional del Trabajo fue creada, como la propia Sociedad de Naciones, sobre la base del Tratado de Versalles. Y el Tribunal Permanente de Justicia Internacional, también se estableció de conformidad con el Estatuto de la Sociedad, convirtiéndose en el antecesor del actual Tribunal Internacional de Justicia.
La Primera Guerra Mundial es también la trágica gestación de la futura Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. Las horrendas pérdidas y la magnitud de esta sangrienta masacre obligaron a los líderes de las dispersas sociedades de la Cruz Roja a unirse para ayudar mejor a los heridos. En ese momento, la nueva organización se llamó la Liga de Sociedades de la Cruz Roja.
Armas químicas
Además, durante la Gran Guerra se utilizaron armas de una fuerza letal sin precedentes, en 1915 en Bélgica durante la batalla de Ypres, los alemanes utilizaron por primera vez armas químicas. Según las estimaciones, al final de la guerra, se liberaron 124.000 toneladas de sustancias tóxicas, incluido el cloro y el llamado «gas mostaza». Unos 90.000 soldados, envenenados por gases, murieron dolorosamente, casi un millón perdieron la vista o sufrieron heridas graves.
Sin embargo, para que se prohibieran las armas químicas hizo falta otra guerra feroz como la Segunda Guerra Mundial. Las partes en la Convención que prohíben la producción, uso y almacenamiento de armas químicas son hoy 193 estados. La Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ) supervisa su cumplimiento.
La Sociedad de las Naciones no duró mucho y no pudo cumplir su tarea: prevenir una nueva guerra mundial. Formalmente, se disolvió en 1949, después de la creación de la ONU. «La humanidad necesitaba otro cataclismo mundial [Segunda Guerra Mundial] para finalmente establecer instituciones modernas basadas en el principio del multilateralismo», dijo el secretario general de la ONU, António Guterres, en la víspera del aniversario.
El preámbulo de la Carta de las Naciones Unidas empieza recogiendo las tristes lecciones aprendidas durante las dos Guerras Mundiales:
“Nosotros los pueblos de las Naciones Unidas resueltos a preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra que dos veces durante nuestra vida ha infligido a la Humanidad sufrimientos indecibles, a reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de las naciones grandes y pequeñas, a crear condiciones bajo las cuales puedan mantenerse la justicia y el respeto a las obligaciones emanadas de los tratados y de otras fuentes del derecho internacional, a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad, y con tales finalidades a practicar la tolerancia y a convivir en paz como buenos vecinos, a unir nuestras fuerzas para el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales, a asegurar, mediante la aceptación de principios y la adopción de métodos, que no se usará; la fuerza armada sino en servicio del interés común, y a emplear un mecanismo internacional para promover el progreso económico y social de todos los pueblos, hemos decidido aunar nuestros esfuerzos para realizar estos designios”. Por el momento, la ONU ha cumplido su función principal: en más de 70 años ha sido posible prevenir la Tercera Guerra Mundial, aunque a veces parecía que no podía evitarse. Pero hoy nuevamente se escuchan consignas militantes con mayor frecuencia, el nacionalismo está levantando su cabeza, los estados nucleares no van a renunciar a sus arsenales y alguien los está modernizando. Varios países provienen de organizaciones y acuerdos internacionales.
El secretario general de la ONU está convencido de que los problemas globales solo pueden resolverse juntos. «No necesitamos la multipolaridad, sino el multilateralismo», dijo recientemente Antonio Guterres, que recordó que antes de la Primera Guerra Mundial, Europa era «multipolar», pero no tenía mecanismos internacionales para resolver problemas juntos. Esto es lo que llevó a los conflictos que se cobraron millones de vidas.
«Teniendo en cuenta el centenario del fin de la Primera Guerra Mundial, debemos recordar sus lecciones y superar las amenazas de hoy y de mañana, adoptando el principio del multilateralismo», ha asegurado el jefe de la ONU.