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La UPNA ha acogido a 39 personas refugiadas en los últimos cuatro cursos académicos

Esta iniciativa ha beneficiado a personas provenientes de países como Afganistán, Ucrania, Yemen, Siria o Rusia

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Investigadores del grupo Producción Animal, Nutrición y Ciencia de los Alimentos. De izq. a dcha.: Antonio Purroy, Beatriz Soret, Olaia Urrutia, Olena Semenko, Vicky Sarriés, Kizkitza Insausti y Jose Antonio Mendizabal.

Arzoo Mulavizada, antigua fiscal en Afganistán y ahora estudiante de máster en la UPNA.

La Universidad Pública de Navarra (UPNA) ha acogido desde el curso 2021-2022 hasta el actual (2024-2025) a un total de 39 personas refugiadas, incluyendo a estudiantes de grado, máster y doctorado, profesores visitantes y alumnado del Centro Superior de Idiomas. Esta iniciativa ha beneficiado a personas provenientes de países como Afganistán, Ucrania, Yemen, Siria o Rusia. En estos últimos cuatro cursos, se han producido tres eventos con graves repercusiones para los derechos humanos como el retorno al poder de los talibanes en Afganistán (agosto de 2021), la invasión rusa de Ucrania (febrero de 2022) y el inicio de la guerra de Gaza (octubre de 2023).

En las titulaciones de grado, siete estudiantes provenientes de Afganistán y Ucrania se han matriculado en la UPNA desde el curso 2021-2022, aunque en la actualidad solo permanecen dos. En los programas de máster, han participado ocho estudiantes de varios países, como Afganistán y Colombia. Los programas de doctorado cuentan también con una persona refugiada procedente de Yemen.

Además, la UPNA ha recibido a tres profesoras visitantes, todas ellas, de Ucrania. Actualmente, solo una, Olena Semenko, continúa vinculada a la institución académica navarra, mientras que sus compatriotas han regresado a su país.

Por su parte, el Centro Superior de Idiomas ha facilitado la formación en español a veinte personas refugiadas, quienes han accedido sin coste gracias a la financiación del Vicerrectorado de Internacionalización y Cooperación. Este alumnado, que, para poder matricularse, debe ser estudiante de universidad o tener estudios superiores, muestra más diversidad de orígenes, pues procede de Afganistán, Ucrania, Siria y Rusia.

La UPNA, a través de su Vicerrectorado de Internacionalización y Cooperación, mantiene un programa de acogida para facilitar la integración académica y social de personas refugiadas y solicitantes de protección internacional. Así, pueden acceder a cursos de español ofrecidos por el Centro Superior de Idiomas ya descritos más arriba. 

Además, si quieren matricularse en algún grado, pueden hacerlo como estudiantes visitantes, lo que permite una incorporación rápida a las clases, sin necesidad de esperar la convalidación de asignaturas previamente cursadas, y se benefician de la exención en el pago de las tasas académicas. 

En el caso de optar por el acceso a grados y másteres, además de las tasas gratuitas, la UPNA cuenta con procedimientos específicos. Para los grados, pueden solicitar la admisión mediante el procedimiento de cambio de estudios universitarios extranjeros. Si no disponen de la documentación necesaria para la convalidación de estudios previos, presentan una declaración responsable y, después, se evalúan sus conocimientos conforme a la normativa vigente. Para los másteres, se requiere que las personas solicitantes posean un nivel de formación equivalente a los títulos oficiales españoles y que acrediten, al menos, un nivel B1 de español. Si es un máster habilitante para el ejercicio profesional, se exige un título homologado.

La UPNA también dispone de una serie de servicios adicionales como asesoramiento académico individualizado, flexibilidad en la elección y cambio de asignaturas, integración plena en la comunidad universitaria, apoyo en el reconocimiento de estudios anteriores, programa de mentoría y ayuda psicológica a través de la Unidad de Acción Social. 

Asimismo, la Universidad mantiene lazos con organizaciones que apoyan a las personas refugiadas, como ACNUR, CEAR y Cruz Roja, y colabora con el Departamento de Vivienda, Juventud y Políticas Migratorias del Gobierno de Navarra. 

“Somos una de las universidades pioneras en disponer de un programa de acogida rápida para el estudiantado refugiado. Les ofrecemos la oportunidad de proseguir con los estudios universitarios, pero también les devolvemos cierta normalidad a sus vidas después de pasar por la experiencia traumática de tener que huir de sus hogares y sus países”, afirma Alicia Chicharro Lázaro, directora del Área de Internacionalización y Cooperación del vicerrectorado del mismo nombre.

La única docente refugiada que continúa en la UPNA es Olena Semenko (Donetsk, Ucrania, 1976), doctora en Veterinaria y antigua profesora titular en la Universidad Nacional de Vida y Ciencias Ambientales de Ucrania (NUBiP). Esta institución académica, situada en la capital, Kiev, contaba, antes de la guerra, con alrededor de 26.000 estudiantes y 2.600 docentes. 

Adscrita al Departamento de Medicina Veterinaria Tropical y Parasitología de la citada universidad, Olena Semenko impartía clases a estudiantes de grado y máster en la Facultad de Veterinaria al tiempo que investigaba sobre los parásitos de la sangre de carnívoros domésticos, como perros y gatos, y sobre otros existentes en los animales que habitan la zona de exclusión alrededor de la antigua central nuclear de Chernóbil. “Hallamos dos parásitos en ratones que antes no se conocían”, apunta en castellano, idioma que ha aprendido en el Centro Superior de Idiomas de la UPNA y en el Centro José María Iribarren de Pamplona. 

Sin embargo, la Guerra del Dombás, un conflicto armado que se inició en 2014 en la zona oriental del país entre el Gobierno de Ucrania y fuerzas separatistas prorrusas, golpeó a su familia, que vivía en Donetsk, zona que fue tomada por los leales a Moscú. Su padre murió ese mismo año. “No nos dejaron recuperar su cuerpo para enterrar hasta una semana después por los bombarderos rusos del territorio donde estaba la casa de mis padres”, recuerda. Un año más tarde, dada la situación bélica, su madre se mudó a Pamplona, donde ya vivían unos amigos. 

Con la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022, Olena Semenko y otra compañera de trabajo, catedrática de Veterinaria, huyeron de Kiev a Leópolis, desde donde entraron en Polonia para, después, viajar hasta Pamplona, ciudad en la que se asentaron en marzo de ese año con el estatus de refugiadas. Al conocer la iniciativa de la UPNA para acoger a profesorado ucraniano, ambas se incorporaron en junio de 2022 como profesoras visitantes. Sin embargo, su compañera regresó a su país apenas dos meses después por cuestiones familiares. 

Olena Semenko se unió al grupo de investigación Producción Animal, Nutrición y Ciencia de los Alimentos, que dirige el catedrático José Antonio Mendizabal Aizpuru. “Son como mi segunda familia”, sintetiza agradecida por la oportunidad y la acogida brindadas. Colabora en tareas de investigación en el área de producción animal del citado grupo, adscrito al Instituto de Investigación ISFOOD, y en docencia en el grado en Ingeniería Agroalimentaria y del Medio Rural. 

Al mismo tiempo, continúa dando clases “online” a estudiantes de Veterinaria de su antigua universidad. “Desgraciadamente, hay muchos estudiantes y profesores que están fuera del país, a lo que se suman los problemas con la electricidad”, describe. 

Tras más de diez años de guerra (si se suma el tiempo transcurrido desde el conflicto que se inició en el este del país), las esperanzas de volver son “limitadas”. Por ello, le gustaría que le homologaran sus titulaciones para poder “trabajar plenamente”.

Una de las alumnas refugiadas acogidas en la UPNA es Arzoo Mulavizada (Herat, Afganistán, 1988), licenciada en Derecho y Ciencias Políticas y fiscal en su ciudad natal, situada al oeste del país, donde investigó casos de corrupción durante cinco años de los diez en que trabajó para el Ministerio Público. “Sentía que mi vida corría peligro por los asuntos de los que me ocupaba, pero me gustaba mucho mi profesión y era también un ejemplo para las mujeres de mi país que querían trabajar”, rememora. Cuando los talibanes recuperaron de nuevo el poder en 2021, huyó del país con sus padres y su hermano pequeño, ingeniero civil, vía Irán. En febrero de 2022, llegaron a Madrid y fueron reubicados en Navarra, donde residen con el estatus de refugiados desde mayo de ese año. 

Arzoo Mulavizada se aplicó al estudio del castellano de forma intensiva durante los primeros seis meses, lo que le permitió realizar después un curso de agente comercial y realizar unas breves prácticas en un supermercado. Como no quería dejar de formarse en estudios jurídicos, aprovechó la oportunidad que brinda la UPNA a personas refugiadas, que no tienen que presentar la homologación de los títulos de origen, para cursar el Máster Universitario en Asesoramiento Fiscal, Laboral y Contable. “Dos de mis compañeras, Edurne y Laura, me han ayudado mucho con los exámenes y con el trabajo fin de máster, así como los profesores y el director del máster, Hugo López”, señala. 

Arzoo Mulavizada agradece el trato recibido y la oportunidad de estudiar en la UPNA, ya que, según indica, le ha servido para integrarse. “Nací otra vez cuando llegué a Navarra”, revela. Solo le queda una asignatura para acabar el máster, por lo que trabaja a media jornada en una tienda de ropa del barrio de la Rochapea de Pamplona, El Vestidor de Eurodi, una iniciativa con la que la asociación Eurodi busca el empoderamiento de las mujeres a través de la formación y el empleo.

En cuanto acabe el máster, Arzoo Mulavizada quiere trabajar y lograr la homologación de sus estudios. “No tengo esperanzas de regresar a Afganistán, pero me gustaría volver para trabajar de nuevo como fiscal. Era otra vida que ahora echo de menos”, concluye.
 

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