En una madrugada que marcó un hito en la historia reciente de Siria, los rebeldes han declarado este domingo la capital Damasco como "libre" del control del gobierno de Bachar al Assad. Según comunicados difundidos por Hayat Tahrir al Sham (HTS) en la plataforma Telegram, el presidente sirio habría abandonado el país tras un rápido avance de las fuerzas insurgentes.
La agencia Reuters, citando fuentes gubernamentales, informó que Al Assad dejó Siria a bordo de un avión privado desde el aeropuerto de Damasco, en medio del caos reinante mientras cientos de personas intentaban huir de la capital. Su destino más probable es Rusia, país que ha apoyado al régimen sirio o bien Emiratos Árabes Unidos.
En un mensaje emitido por la televisión estatal, los rebeldes proclamaron "el fin del régimen" y exhortaron a respetar la propiedad pública en esta "nueva etapa para Siria".
Celebraciones y un nuevo liderazgo
Los rebeldes, que en días previos tomaron ciudades clave como Alepo, Hama y Homs, consolidaron su control sobre Damasco durante las primeras horas del domingo. Imágenes verificadas por la BBC muestran a combatientes y civiles celebrando en la emblemática plaza Omeya de la capital, algunos lanzando fuegos artificiales y entonando cánticos.
Mohammed Ghazi al Jalali, ex primer ministro, ha sido designado por los insurgentes para supervisar las instituciones públicas hasta la formación de un nuevo gobierno. En un mensaje difundido en redes sociales, Al Jalali instó a la reconciliación: «Siria puede ser un país normal, capaz de establecer buenas relaciones con sus vecinos y el mundo».
Hadi al-Bahra, líder de la Coalición Nacional de la Revolución Siria, celebró el fin del régimen: «Hoy concluye una era oscura para nuestro país. Garantizamos seguridad y respeto a todos los ciudadanos que no levanten las armas», declaró al medio Al-Arabiya.
Escenas de cambio
En las últimas horas, decenas de sirios se congregaron en la frontera con Líbano, muchos con la esperanza de regresar a sus hogares tras años de exilio. En Damasco, otros celebraban en las calles mientras se escuchaban disparos al aire.
Además, HTS anunció la liberación de prisioneros en la cárcel de Sednaya, descrita por Amnistía Internacional como un lugar de tortura y ejecuciones masivas.
Imágenes de redes sociales verificadas por la BBC muestran a multitudes derribando una estatua de Hafez al Assad, padre del derrocado mandatario, en el barrio de Jarama.
Un futuro incierto
A pesar del entusiasmo generalizado, el futuro de Siria sigue siendo incierto. Mientras las tropas kurdas controlan gran parte del este del país, las facciones rebeldes han tomado el sur y zonas costeras previamente dominadas por comunidades alauíes, leales al régimen.
La caída de Al Assad cierra un capítulo de 13 años de guerra civil, pero abre interrogantes sobre la estabilidad y reconstrucción de una nación devastada.