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Estefanía Rodríguez, jefa de la Unidad de Reproducción Asistida del Hospital de Día Quirónsalud Donostia y Policlínica Gipuzkoa: "La tasa de supervivencia de los óvulos tras su vitrificación ronda el

Estefanía Rodríguez subraya que lo ideal es realizar esta preservación "antes de los 35 años", ya que, a partir de esta edad, la cantidad y calidad de los...

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Estefanía Rodríguez subraya que lo ideal es realizar esta preservación "antes de los 35 años", ya que, a partir de esta edad, la cantidad y calidad de los óvulos disminuye de forma significativa

En España, la edad media de las mujeres para tener su primer hijo es de 32,6 años, y la cifra de mujeres que optan por la maternidad después de los 40 se ha duplicado en los últimos 20 años. Como resultado, la preservación de óvulos se ha convertido en una técnica cada vez más solicitada por quienes desean retrasar la maternidad, ya sea por razones personales, laborales o sociales. Esta opción permite retrasar la maternidad manteniendo la calidad de los óvulos, con una tasa de supervivencia del 90% de los óvulos mediante la vitrificación.

Estefanía Rodríguez, jefa de la Unidad de Reproducción Asistida del Hospital de Día Quirónsalud Donostia y Policlínica Gipuzkoa, explica que la preservación de óvulos consiste en un proceso similar al de la fecundación in vitro. "Realizamos una estimulación ovárica, ya que naturalmente una mujer solo libera un óvulo por ciclo. Nuestro objetivo es recuperar más óvulos que normalmente se perderían".

El proceso comienza con una estimulación ovárica a través de medicación hormonal durante un período de 10 a 12 días. Luego, se procede a la extracción de los óvulos en quirófano bajo sedación, lo que garantiza que la paciente no sienta dolor. El mismo día de la intervención, ya es posible saber cuántos óvulos se han recuperado y cuántos son aptos para ser preservados.

Estefanía Rodríguez subraya que lo ideal es realizar esta preservación "antes de los 35 años", ya que, a partir de esta edad, la cantidad y calidad de los óvulos disminuye de forma significativa. "Si se preservan los óvulos en un momento en el que aún mantienen una buena calidad, se incrementan las probabilidades de éxito para un futuro embarazo", añade.

¿Qué sucede con los óvulos preservados?

Una vez que los óvulos se extraen y vitrifican, su calidad se mantiene intacta con el paso del tiempo. Este es un factor clave para las mujeres que desean retrasar la maternidad, ya que se garantiza que, en el futuro, la mujer dispondrá de óvulos con la misma calidad que tenían al ser preservados. "Hablamos no solo de la capacidad para producir embriones, sino también de la calidad genética de esos óvulos", subraya la especialista.

Las principales razones para recurrir a la preservación de óvulos suelen estar relacionadas con el deseo de posponer la maternidad. Ya sea por motivos laborales, sociales o personales, muchas mujeres ven en esta técnica una solución para mejorar las probabilidades de embarazo en el futuro.

Además, con las técnicas actuales de vitrificación, la pérdida de calidad de los óvulos es mínima. "La tasa de supervivencia tras la vitrificación ronda el 90%", asegura Estefanía Rodríguez. En mujeres menores de 35 años, las probabilidades de lograr un embarazo con óvulos vitrificados rondan el 50%, siempre que el semen utilizado también sea de buena calidad.

Como cualquier procedimiento médico, la preservación de óvulos tiene riesgos, aunque son bajos. "Durante la estimulación ovárica, algunas mujeres experimentan hinchazón abdominal. En la extracción de óvulos, los riesgos de sangrado son bajos y las molestias postoperatorias suelen asemejarse a las de una menstruación", explica la especialista. Para prevenir posibles complicaciones, se administra tratamiento antibiótico tras la intervención, y se realiza un seguimiento cercano y personalizado a cada paciente para asegurar su bienestar.

Un procedimiento en constante evolución

La técnica de preservación de óvulos ha evolucionado significativamente en los últimos años. Estefanía Rodríguez explica que hace aproximadamente una década se pasó de la congelación a la vitrificación, lo que redujo drásticamente las alteraciones en los óvulos. "Con la congelación había más probabilidades de perder óvulos y calidad durante el proceso. Hoy en día, con la vitrificación, estos riesgos han disminuido considerablemente".

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