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Juan Francisco Jurado publica Liderazgo In-consciente. Las enfermeras.

CÍRCULO ROJO.-. En un tiempo en que la sanidad se ha convertido en tema de tertulia y arma política, pero rara vez en materia literaria, irrumpe una voz...

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CÍRCULO ROJO.-. En un tiempo en que la sanidad se ha convertido en tema de tertulia y arma política, pero rara vez en materia literaria, irrumpe una voz inesperada: la del enfermero Juan Francisco Jurado, que debuta en el panorama narrativo con Liderazgo In-consciente. Las enfermeras, una novela que es, a la vez, retrato generacional, testimonio profesional y reivindicación silenciosa de un oficio que sostiene al sistema sin estridencias ni focos.

Jurado, que confiesa no venir “de la literatura ni de los egos académicos”, ha construido su libro igual que se construyen las guardias: entre madrugones, turnos partidos, notas apresuradas a medianoche y ese cansancio fértil que solo conoce quien convive con la vulnerabilidad ajena. Tardó ocho meses en darle forma, aunque el verdadero proceso —dice— le ha llevado toda una vida de cuidados, desde que, siendo casi un muchacho, entendió que la Enfermería no se elige, sino que lo elige a uno.

El autor llama “liderazgo in-consciente” a ese impulso que nace sin proclamarse, sin manuales ni etiquetas, cuando una enfermera sostiene una mano en una UCI, organiza una agenda que desafía la lógica o decide, casi sin pensarlo, qué necesita un paciente que ya no puede hablar. Ese liderazgo aparece en la novela sin grandilocuencias, encarnado en personajes reconocibles por cualquier profesional sanitario: compañeros de promoción, residentes primerizos, veteranas de bata blanca y jóvenes que aún no saben que llevan una luz que otros seguirán.

La obra, escrita con una mezcla de ternura, crudeza y lucidez, transita por los espacios donde la Enfermería deja marca: domicilios donde la soledad pesa más que la fiebre, consultas de pediatría en las que el llanto se vuelve lección, aulas universitarias donde el desconcierto se confunde con vocación, y pasillos de atención primaria que son, como el autor recuerda, “el verdadero corazón del sistema, aunque nadie los mire”.

Jurado dirige su libro a enfermeras y enfermeros de cualquier ámbito, pero también a pacientes y familias que deseen comprender lo que realmente sucede cuando alguien se sienta al otro lado del fonendo. En sus páginas conviven humor y desgarro, pequeñas técnicas que hacen la vida más llevadera —cómo girar una aguja para que duela menos, cómo hablar cuando no hay palabras— y escenas que se leen con nudo en la garganta: paliativos, salud mental, violencia de género, continuidad asistencial o el peso emocional de quien acompaña en urgencias sabiendo que la precisión es cuestión de milímetros.

El origen de estos episodios no se esconde: procede de la biografía del propio autor, de historias reales noveladas, de pacientes que “solo podían hablar con los ojos” y de ese aprendizaje que proporciona la atención comunitaria, donde cada casa es un mundo y cada mirada, una pista clínica. Con esa materia prima, Jurado construye un relato coral que reivindica a las enfermeras como columna vertebral del sistema sanitario, no desde la épica impostada que se desplegó en pandemia, sino desde un humanismo cotidiano que rara vez aparece en los debates públicos.

Liderazgo In-consciente. Las enfermeras es, en definitiva, un homenaje sin sentimentalismos, una novela escrita desde dentro y hacia fuera: desde la trinchera asistencial y hacia un lector que quizá nunca se había preguntado quién sostiene, día tras día, la vida de otros mientras el país discute sobre listas de espera. Un libro que coloca la Enfermería en el mapa literario y que nos recuerda que hay historias capaces de salvar, incluso cuando no hablan de salvación sino de presencia, ética y cuidado.

SINOPSIS 

Hay profesiones que eliges para vivir; otras te eligen para respirar cerca de ti.

Carlos nunca imaginó ser enfermero. Aterrizó en su vocación como se despega en la vida: miles de veces sin instrucciones, sin propósito, con mucho más miedo que certezas. Lo que empezó con un padre enfermo, una caída leve sin importancia y un dulce negrito de chocolate acabó en una encrucijada brutal, exigente y profundamente humana.

Con una narrativa directa, visceral, fiel reflejo del día a día enfermero, nos adentramos en «La Puerta» de un equipo de enfermeras que lideran sin ni siquiera saberlo desde las trincheras de atención primaria, entre cuidados, misterio, urgencias, agotamiento y desigualdades, desprendiendo más valores de humanización que técnicas y más valentía que aplausos.

Cuando la vida se escapa, agarran con esperanza y fuerza el instinto de seguir sobreviviendo.

Una novela inspirada en hechos reales que desvela la dura realidad menos visible de la sanidad y convierte cada cuidado en un acto de amor liderado desde un homenaje vivo y merecido a «las enfermeras».

AUTOR

Juan Francisco Jurado Torres nació el 25 de junio de 1984 en Villa del Río, un pequeño pueblo de la campiña cordobesa, al calor de un piso donde el pan se ganaba con las manos y la dignidad se heredaba en silencio. Creció viendo a su padre vender lotería por las calles de los pueblos de la comarca del Alto Guadalquivir, incluso cuando las piernas y los brazos de su padre daban señales serias de lo que más tarde se presentó como distrofia muscular, una de las denominadas enfermedades raras, que decidió negarse a seguirle el paso. Su ejemplar y valiente madre, junto con sus hermanas, algo mayores, construyeron un equipo imbatible en el que tejieron un hogar donde el esfuerzo y la bondad eran tan naturales y humildes como el rico salmorejo con aceite de oliva virgen extra de la tierra. 

Dejó atrás, en 2003, una carrera universitaria en Ciencias Químicas porque aquellas fórmulas orgánicas y los metales pesados sin rostro no podían llenar un corazón que necesitaba escuchar historias, mirar ojos, curar heridas y tocar manos. La enfermería llegó como una respuesta con un verdadero impulso en su vida, pero también como una pregunta constante que rondaba su mente… ¿Qué significa realmente cuidar?

Su trayectoria le ha llevado por algún hospital que otro, colegios, residencias geriátricas, centros de salud, domicilios en urgencias extrahospitalarias y consultas donde la rutina se mezcla con lo imprevisible. Ha acompañado a pacientes que no podían hablar y a familias que no sabían cómo despedirse. Se puso su uniforme celeste corporativo sin miedos y con muchísimo valor atravesando la pandemia, como muchísimos otros profesionales sanitarios de todo el mundo, lidiando con eternas e incomprendidas burocracias y noches impredecibles sin relevo, pero, sobre todo, convencido de que el liderazgo enfermero no se mide en galones ni medallas, sino en la capacidad de sostener, inspirar y transformar de forma colaborativa a las compañeras en todas las esferas del cuidado.

Desde que finalizó el Grado de Enfermería, se ha formado sin descanso, impulsado por su inquietud, su curiosidad y su afán de superación. Lo avalan la Dirección y Gestión Sanitaria, Urgencias y Emergencias, Salud Pública, Liderazgo Humanista e, incluso, la Inteligencia Artificial aplicada a la salud, manteniendo siempre la certeza de que las nuevas tecnologías deben servir a/con las enfermeras, pero nunca reemplazarlas, sino complementarlas, potenciarlas y amplificarlas. Sabe que la enfermería es ciencia, pero también arte; que son datos y cuidados, pero, por encima de todo, mente, cuerpo y personas.

Desde Atención Primaria, su labor se mezcla con la de quienes trabajan a contrarreloj y contra inercias en piloto automático, construyendo un sistema sanitario que, en algún momento, desea que deje de ser reactivo e interesado para transformarse en verdaderamente humano. Su vida, más que un currículum, es una colección de instantes donde el cuidado y la atención sanitaria cambian radicalmente el rumbo de muchas personas en su calidad de vida… y, a veces, el suyo propio. Desde aquí nació el verdadero propósito y sentido de esta, su primera novela, Liderazgo In-consciente. Las enfermeras.

Tras esta pequeña radiografía, Juanfran sigue siendo aquel muchacho cordobés que, en medio de una guardia entretenida y extraña a la vez, en el SUAP de Sevilla, se detuvo ante los ojos de una pobre mujer en sus últimas horas de vida y recordó que todo empieza con una sola frase…

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