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Difícil y emocional: cuando toca levantar la casa de los padres

Cuando los padres son internados en un hogar de ancianos o mueren, los hijos tienen por delante la difícil tarea de despedirse de la casa paterna. Levantar la casa y ordenarla suele ser una tarea […]

Cuando los padres son internados en un hogar de ancianos o mueren, los hijos tienen por delante la difícil tarea de despedirse de la casa paterna. Levantar la casa y ordenarla suele ser una tarea muy difícil y conflictiva. Hay tantos recuerdos asociados al lugar si la casa fue el propio hogar durante la infancia que deshacerse de ella es muy doloroso. Y además lleva mucho tiempo

En primer lugar, hay que decidir quién tendrá acceso a la casa y quién tiene derecho a decidir sobre las pertenencias. Luego hay que revisar todos los contratos que firmaron los padres y si siguen vigentes, como por ejemplo contratos de alquiler. Hay que verificar si hay que anularlos, renovarlos o si expiran automáticamente. Es necesario repasar hasta los contratos más insignificantes, como suscripciones a revistas y cuentas de teléfono y electricidad.

También hay que ver si los padres tenían algún seguro en caso de muerte e iniciar los trámites pertinentes, así como revisar los contratos de seguro asociados a un automóvil si contaban con uno.

El siguiente paso es hacer un registro de todas las pertenencias de la casa, incluyendo las que pudiera haber en un sótano o en el garage. Los recuerdos y objetos de valor deberían ser repartidos de acuerdo con el testamento -si fueron incluidos en él-. Por el bien de la paz familiar, es importante que todos los miembros de la familia se comuniquen entre sí con la mayor sinceridad posible y que ninguno haga nada sin el consentimiento del otro. Entre otras cosas hay que determinar qué cosas se venderán o donarán. Esto se puede hacer publicando avisos en los diarios o a través de plataformas de Internet.

Hay que tener en cuenta que los muebles usados no suelen venderse por mucho valor, salvo que se trate de antigüedades. La mayoría de las cosas se pueden donar a todo tipo de instituciones, desde hogares para niños hasta escuelas. Y algunas cosas van directo a la basura. No todo es un recuerdo valioso. Hay que saber distinguir entre aquellas cosas que realmente brindarán un recuerdo grato de la persona que ya no está sin exagerar. La propia casa no se puede convertir en un mausoleo lleno de cosas que pertenecieron a otro.

Vaciar una casa paterna puede llevar de dos a tres semanas, pero en algunos casos también meses. Pero más allá de todas estas planificaciones, ventas, donaciones y descartes de objetos hay cosas que deberían quedar en la familia, como todo lo que forma parte de la historia familiar -como los álbumes de fotos-. Incluso vale la pena guardar cosas que pueden tener valor para las generaciones futuras o incluso ser consideradas objetos de colección, como trencitos de latón.

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