60 estudiantes de Medicina de la Universidad de Navarra viajaron a Paiporta (Valencia) el pasado 6 de diciembre para colaborar en la zona cero afectada por la DANA. Una iniciativa que nació entre los propios alumnos, que se pusieron a disposición de la parroquia San Ramón Nonato de la localidad valenciana para ayudar a sus vecinos.
Un mes y medio después de la catástrofe, el barro sigue anegando garajes, hay viviendas que no tienen nada e impresiona ver a los militares desplegados por el pueblo. El sentimiento es de estar en el escenario de una guerra, explica Ana Larraondo, coordinadora de Estudios de la Facultad de Medicina.
La idea de ir a Paiporta surgió a finales de noviembre, por iniciativa de dos alumnas de 2º y 4º curso. “Como los exámenes de Medicina habían finalizado, querían aprovechar los días festivos para llevar a cabo el proyecto de voluntariado. Pidieron ayuda a la Facultad para la logística del viaje; se fijaron las fechas y se explicó el plan a todos los estudiantes”, explica Ana. “El 27 de noviembre se lanzó el formulario de inscripción y en cuatro minutos se llenaron las 58 plazas del autobús”, recuerda. “A los estudiantes se les insiste en que deben ser médicos que pongan en el centro de su trabajo a la persona, que sean empáticos y que se hagan cargo del sufrimiento del paciente. La experiencia de estos días refuerza estos aspectos”, continúa Ana.
Esperanza detrás de la catástrofe
José Stein, uno de los estudiantes de Medicina de la Universidad de Navarra que participó como voluntario, describe la situación en Paiporta como, “una especie de gris con destellos de esperanza: las hordas de voluntarios con cubos y escobas para ayudar y achicar el barro”.
“Cautelosos al bajar la rampa, el viernes entramos en un garaje y vimos, con la luz de la linterna de los móviles, lo que nos esperaba entre aquellas columnas y paredes. Nunca hubiera pensado ver ese lugar sin barro. Ayer, subiendo esa misma rampa, con cuatro palas que ya no hacían falta, pensaba: ‘Mujer de poca fe’”, comenta Cristina Casado, una de las estudiantes que viajó hasta Valencia. Cristina también se impactó al ver cómo el dueño del garaje se emocionaba tras verlo limpio: “Allí tenía su padre un taller, y después de todo, se imaginaba no volver a verlo como antes”.
Por su parte, Ana Belén Ruiz, secretaria de Doctorado de la Facultad de Medicina y otra de las organizadoras del viaje, afirma. “Nos vamos con el saco lleno y las muestras de agradecimiento de las chicas que coordinan a los voluntarios en Paiporta. Dentro de su desgracia a mí me ha ayudado y es con lo que te quedas al final”.
Solidaridad más allá de la propia ayuda de los voluntario
Los estudiantes, que fueron acogidos en el colegio El Pilar de la capital valenciana junto a voluntarios de otros grupos, se unieron a la campaña impulsada por Tantaka para repartir cestas de Navidad a las familias afectadas por la DANA.
Para el viaje de ida y vuelta, autocares Edsa colaboró con el desplazamiento. Sodexo, la empresa encargada de la restauración en el campus, aportó botellas y botellines de agua para los voluntarios. Ferretería Irigaray, de Pamplona, regaló guantes para la protección de los estudiantes. Asimismo, las cestas solidarias de la campaña se encargaron a la empresa Amossos, de Silla (Valencia), que a su vez ha colaborado con productores locales: Cárnicas Ortín, Obrador Real, Turrones La Colmena y Quesos de Hinojosa. Además, el servicio de Admisión de la Universidad de Navarra colaboró con mascarillas y Alumni regaló camisetas a los voluntarios.