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'Atungate': los españoles se encuentran entre los más contaminados por mercurio en Europa

El 100 % de las latas analizadas por BLOOM están contaminadas con mercurio

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  • Un montaje del 'atungate'

Mercurio en cada lata de atún: este es el alarmante descubrimiento realizado por la ONG BLOOM al analizar casi 150 latas procedentes de cinco países europeos: Alemania, Inglaterra, España, Francia e Italia. 

Considerado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una de las diez sustancias químicas más preocupantes para la salud pública mundial, al mismo nivel que el amianto, el plomo y el arsénico, este neurotóxico presenta graves riesgos para el organismo humano (1). 

Tras 18 meses de investigación, BLOOM revela en un informe exclusivo cómo, desde los años 70, los poderes públicos y el poderoso lobby del atún han optado conscientemente por favorecer los intereses económicos de la pesca industrial del atún en detrimento de la salud de cientos de millones de consumidores y consumidoras de atún en Europa. 

Este cínico lobby ha logrado fijar un umbral de mercurio, calificado como «aceptable», tres veces superior para el atún que para otras especies de pescado, como por ejemplo el bacalao, sin que exista la más mínima justificación sanitaria (2). El umbral de mercurio en el atún no se ha fijado arbitrariamente: corresponde a los niveles más altos de contaminación del pescado. En otras palabras, este umbral de peligro no se ha establecido para proteger la salud humana, sino únicamente para proteger los intereses financieros de la industria atunera. Este umbral, fijado por los poderes públicos en connivencia con el lobby del atún, está provocando una contaminación generalizada de la población, con posibles consecuencias graves para la salud (3-8).

Mercurio, un veneno extremadamente peligroso

En primer lugar, hay que recordar que el mercurio, cuyas emisiones mundiales han aumentado considerablemente en los dos últimos siglos, se encuentra en grandes cantidades en el océano. Se acumula en el pescado en su forma más tóxica, el metilmercurio, y acaba en las estanterías de los supermercados, llegando a los platos de millones de familias. Como depredador en la cima de la cadena alimentaria, el atún acumula los metales pesados de sus presas, lo que multiplica su nivel de contaminación por mercurio en comparación con especies más pequeñas (9). 

El atún es el pescado más vendido en Europa (10). Sin embargo, la ingestión regular de metilmercurio -incluso en pequeñas cantidades- representa un grave peligro para la salud, sobre todo (aunque no exclusivamente) para el desarrollo cerebral de fetos y niños pequeños (3-8). 

El 100 % de las latas analizadas por BLOOM están contaminadas con mercurio

BLOOM seleccionó al azar 148 latas de cinco países (Alemania, Inglaterra, España, Francia e Italia) y las analizó en un laboratorio independiente:  el 100 % de las latas estaban contaminadas con mercurio. Más de una de cada dos latas analizadas (57 %) supera el límite máximo de mercurio más estricto definido para el pescado (0,3 mg/kg). De las 148 latas analizadas - entre ellas 30 provienen de España, una lata comprada en un supermercado de Valencia tenía un nivel récord de 2,5 mg/kg, es decir, más de 8 veces superior al de las especies sujetas a la norma más restrictiva de 0,3 mg/kg.

Debido a los peligros que entraña la ingestión regular de mercurio, incluso en pequeñas dosis, debería prohibirse la venta de todas las latas que superen la norma de 0,3 mg/kg. No sucede así. 

Simulacros de normas sanitarias para maximizar la venta de productos contaminados

BLOOM ha analizado un centenar de documentos oficiales de los organismos internacionales responsables de las normas sanitarias (comité mixto FAO-OMS, Comisión Europea, Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria…) relativos al mercurio. 

Nuestra investigación revela que para definir los niveles máximos de mercurio en el atún no se utiliza ningún método que tenga en cuenta las consecuencias para la salud de adultos y niños. Por el contrario, los poderes públicos europeos han optado por un enfoque totalmente contrario a su deber de proteger la salud pública: toman como punto de partida la contaminación real por mercurio del atún y fijan un umbral que garantiza que el 95 % de ellos pueda comercializarse.

Por ello, el atún, una de las especies más contaminadas, tiene una tolerancia máxima al mercurio tres veces superior a la de las especies menos contaminadas (1 mg/kg frente a 0,3 mg/kg en el caso del bacalao, por ejemplo). No hay ninguna razón sanitaria para esta discrepancia: el mercurio no es menos tóxico si se ingiere a través del atún. 

“El mercurio es un potente neurotóxico que se fija en el cerebro y es muy difícil de eliminar. Todo el mundo lo sabe, explica Julie Guterman, investigadora de BLOOM y principal autora de la encuesta. Me costaba creer que industriales y políticos pudieran optar a sabiendas por el cinismo criminal, pero tuve que afrontar los hechos. Haber actuado antes de fijar los umbrales reglamentarios significa que los fabricantes y minoristas pueden ahora vender productos contaminados de forma legal. Hacer creer a la gente que comer atún es seguro desde el punto de vista de la salud es una mentira imperdonable con consecuencias dramáticas”.

Controles escasos e ineficaces

A pesar de la vigilancia que debería requerir un tema tan sanitario, prácticamente no existen controles en la cadena de producción y comercialización del atún. En las Seychelles, centro neurálgico de la pesca del atún destinado al mercado europeo, las autoridades sanitarias solo tienen que realizar una decena de pruebas al año para garantizar la conformidad de ¡millones de kilos de atún enviados a Europa (12)! 

Las autoridades francesas cierran los ojos ante la contaminación por mercurio en el atún yconfían ciegamente en la industria atunera y los supermercados: que sepamos, desde 2023, no se previó ningún control sobre las conservas de atún, y menos de cincuenta atunes frescos son analizados cada año (13).

“Lo que es importante recordar, dice Julie Guterman, es que en Europa el atún se consume principalmente en lata. Sin embargo, un gran importador como Francia no realiza ningún control sobre la contaminación de las conservas de atún en su territorio: ni un solo control al año. Los poderes públicos ni siquiera intentan ocultar su complicidad con la industria atunera. Han dado a los pescadores industriales y a las cadenas de supermercados licencia para envenenar”.

Por último, dado que los escasos controles existentes se basan en una norma establecida que no se puede superar, el número de pruebas con niveles de contaminación no conformes es lógicamente demasiado bajo para suscitar la menor preocupación por parte de las autoridades. Otra cortina de humo para reforzar la engañosa sensación de seguridad.

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