La tensión secesionista en Cataluña volvió a escalar hoy con el inicio del juicio a Francesc Homs, ex «número dos» del Gobierno catalán acusado de prevaricación y desobediencia por el referéndum independentista celebrado en la región del noreste de España en noviembre de 2014.
La Fiscalía pide nueve años de inhabilitación para el ahora diputado y portavoz de PDeCAT, el partido de Gobierno en Cataluña. Homs era consejero de la Presidencia del Gobierno catalán que organizó la consulta sobre la independencia del resto de España en 2014 pese a que el Tribunal Constitucional español la había suspendido.
El juicio en el Tribunal Supremo en Madrid comenzó con acusaciones cruzadas y protestas en las calles: un centenar de personas, incluidos varios miembros del Gobierno catalán, se reunieron cerca del tribunal para apoyar a Homs exhibiendo una urna de cartón gigante y cantando consignas a favor de la independencia.
«Habrá independencia», gritaron los manifestantes que acompañaron a Homs hasta el tribunal. Otros mostraron pancartas con lemas como «Votar es democracia» y «Love democracy».
Entre ellos figuraba Artur Mas, ex presidente del Gobierno catalán que también está siendo juzgado por la consulta. «Volvería a hacer exactamente lo mismo», aseguró antes del inicio del juicio. «Lo hicimos con la cara bien alta y lo volveríamos a hacer».
Homs, que había advertido este domingo que una condena en el juicio implicaría «el fin del Estado español», admitió en su primera declaración ante la corte que su Gobierno estaba al tanto de que el referéndum había sido suspendido y que lo celebró de todas formas. «No voy a negar los hechos que se me imputan», señaló.
El ahora diputado siguió además la estrategia de la defensa de Mas en su juicio al atribuir la realización de la consulta al trabajo de los voluntarios que colocaron las urnas y reivindicó el derecho del Gobierno catalán de «dar voz» a su población. «Nuestra obligación era actuar como actuamos», concluyó.
Mientras desde Barcelona se insistió en denunciar un proceso politizado, el jefe del Gobierno español, Mariano Rajoy, defendió la «normalidad» de la situación. «Esto son cosas que ha dicho el señor Homs probablemente sin pensarlo demasiado. Aquí lo importante es que los tribunales actúen y todos acatemos sus resoluciones».
La consulta independentista organizada por el Gobierno de Mas en 2014 marcó un pico en la tensión que viene enfrentando al Gobierno regional en Barcelona con el central en Madrid. Su convocatoria fue de inmediato recurrida por el Gobierno de Rajoy y el Tribunal Constitucional la suspendió cautelarmente.
Pese a esa impugnación, las urnas fueron instaladas y la votación siguió adelante. Más de dos millones de catalanes acudieron a votar y un 80 por ciento lo hizo a favor de independizar la región del resto de España. El actual Gobierno catalán prometió que este año celebrará otro referéndum soberanista, pese al rechazo frontal de Madrid.
El pulso independentista de Cataluña, una de las regiones más ricas y pobladas de España, viene escalando en particular desde que en 2010 el Tribunal Constitucional español decidió anular algunos puntos del nuevo Estatuto de Autonomía catalán.