Por Pablo Sanguinetti
Barcelona, 10 de octubre (dpa)
El Presidente del Gobierno de Cataluña, Carles Puigdemont, mantuvo hoy su compromiso con una independencia de la región pero pidió postergarla «unas semanas» para abrir un proceso de diálogo. Las claves para entender el desafío secesionista y sus posibles consecuencias:
¿Qué ocurrió hoy?
Puigdemont adoptó una vía intermedia y proclamó una independencia «suspendida», intentando mantener el plan secesionista que impulsa desde que llegó al Gobierno catalán en enero de 2016 pero cediendo al mismo tiempo a la presión nacional e internacional que afronta para ponerle freno.
Su Gobierno se había comprometido a declarar la independencia si el «sí» a la ruptura con España ganaba el polémico referéndum celebrado el 1 de octubre, algo que ocurrió por un 90 por ciento en parte porque los partidarios del «no» boicotearon la votación, que había sido suspendida por el Constitucional español.
Sin embargo, la presión para evitar ese plan creció los últimos días. Las mayores empresas de Cataluña abandonaron la región debido a la incertidumbre que abre la ruptura con España y el fin de semana hubo manifestaciones masivas en Barcelona y en toda España contra la independencia y a favor de la Constitución.
Además, el polémico referéndum del 1 de octubre estuvo marcado por irregularidades y Puigdemont no logró su objetivo de que lograra apoyo o reconocimiento internacional. Todos estos elementos le llevaron a recular y rebajar su plan original.
¿Qué puede pasar ahora?
La vía intermedia de Puigdemont le abre un nuevo frente de conflicto, esta vez interno: la CUP, el partido antisistema que lo apoya en el Parlamento, venía exigiendo que no cediera y declarara la independencia de forma unilateral. La comparecencia se retrasó incluso más de una hora al parecer por esa diferencia de visión.
Cuando Puigdemont terminó de hablar, los diputados de la CUP evitaron aplaudir. El partido comentó luego en Twitter: «Nosotros, como la gente, hoy hemos venido a proclamar la República». Si la CUP retira el apoyo a Puigdemont, podría precipitar la convocatoria de elecciones adelantadas en Cataluña.
¿Puede convertirse Cataluña en un nuevo país?
Incluso antes de la postergación de la independencia decidida hoy «in extremis» por Puigdemont, el camino hasta esa instancia se presentaba largo y altamente improbable.
Un nuevo país requeriría reconocimiento internacional a una «república catalana independiente» y que España retirara su presencia en la región (jueces, policía, Ejército, funcionarios, etc.): dos condiciones que hoy nadie se plantea.
Incluso sin esos obstáculos decisivos, un nuevo país no puede crearse de la noche a la mañana. La lista de tareas es más que larga: la nueva república tendría que crear su propia moneda o imprimir millones de pasaportes. Cataluña carece también de Ejército y solo cuenta con una Policía autonómica, entre otros desafíos pendientes. La reciente fuga de empresas muestra también los problemas económicos que tendría el nuevo país.
Esos desafíos explican también que Puigdemont evitara hoy precipitar la independencia.
¿Cómo reaccionará el Gobierno español?
«Vamos a impedir la independencia de Cataluña. Tomaremos las medidas para impedirlo que sean necesarias», prometió el lunes Mariano Rajoy. Su Gobierno avisó también que no aceptará una mediación «entre la ley y la desobediencia», cerrándose así de antemano a la vía de diálogo que pide Puigdemont.
Hasta hoy, la respuesta más probable de Madrid a una independencia de Cataluña pasaba por aplicar el artículo 155 de la Constitución española, que permite «adoptar las medidas necesarias» para «obligar» a una Comunidad Autónoma «al cumplimiento forzoso» de sus obligaciones. Sería la primera vez que se da ese paso en España.
Sin embargo, el Gobierno podría retrasar ahora esa medida tras el mensaje rebajado de Puigdemont y buscar otras formas de desescalar la tensión sin recurrir al artículo 155.
¿Qué papel tuvo la Unión Europea en la crisis?
La Unión Europea (UE) mantuvo una distancia prudente ante un «asunto interno» de España, pero al igual que potencias como Francia o Alemania defiende la unidad de España. Un portavoz de la Comisión Europea insistió hoy en que la consulta del 1 de octubre «no fue legal» y recordó que el conflicto debe resolverse «dentro del respeto al orden constitucional» en España.
Horas antes de que hablara Puigdemont, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, pidió al líder catalán que evitara anunciar «una decisión que haría imposible el diálogo».
Bruselas ha insistido además en que una Cataluña independiente quedaría automáticamente fuera del bloque. Para reingresar tendría que iniciar el largo recorrido por negociaciones y exámenes de sus sistema legal y político y contar finalmente con la aprobación de todos los países del bloque, España incluida.