‘VASS Guilds’ es un proyecto piloto que la consultora de soluciones digitales lleva un año implementado con excelentes resultados, tanto para los empleados como para la empresa, ya que se rompen los tradicionales modelos verticales de trabajo y se generan nuevas ideas de negocio. Más de 800 empleados se han organizado en distintos «gremios» con el objetivo de compartir habilidades y experiencias y crecer personal y profesionalmente dentro del Grupo VASS
Los gremios tuvieron su origen a mediados del siglo XII y nacieron para defender los intereses profesionales comunes de los diferentes oficios de la época. También eran espacios de aprendizaje continuo en el que maestros y oficiales compartían conocimientos en beneficio del grupo, lo que les permitía avanzar y mejorar en sus técnicas y habilidades. Y si esto funcionó tan bien hace 900 años, ¿por qué no iba a ser efectivo ahora?
Eso se preguntó VASS hace aproximadamente un año, cuando puso en marcha un proyecto piloto denominado VASS Guilds con el fin, en primer lugar, de que sus empleados pudieran transmitir e intercambiar sus conocimientos, experiencias y aptitudes y, en segundo término, para evitar que toda esa valiosa información se perdiera por el camino o se quedase aislada.
Según explica el responsable de VASS Guilds, Jorge Maestre, este cambio en la gestión del conocimiento de la compañía está siendo fundamental para avanzar hacia un modelo de organización mucho más horizontal. “Tradicionalmente, las tecnológicas han coordinado su conocimiento de forma vertical, pero la revolución digital en la que vivimos ha hecho que cada vez haya más especialistas en metodologías y herramientas muy específicas que se suelen aprender con la práctica y cuyo conocimiento, si no se comparte, se queda arrinconado, sin beneficiar a nadie más”.
Ante ello, VASS ha apostado por generar dentro de la compañía las condiciones necesarias para que estos conocimientos se compartan y generen valor añadido. Así, ha ido posibilitando la creación de estos gremios a lo largo y ancho de toda la organización y los ha dejado actuar de forma autónoma, aunque bajo la batuta de un coordinador. Todos los gremios están abiertos a cualquier empleado (se puede pertenecer a más de un gremio si se desea), poseen su propio presupuesto y entre sus funciones está: organizar charlas, eventos o formaciones, atraer y potenciar el talento y la innovación, establecer sus propios canales de información y difundir buenas prácticas.
Durante este primer año de funcionamiento, se han establecido 15 gremios distintos (desde el de Angularistas hasta la ‘Logia del BlockChain’, pasando por el gremio de ‘Agile from the Trenches’) y la media de miembros de cada grupo es de 53 personas, lo que supone que más de 800 empleados están colaborando activa y voluntariamente en esta iniciativa. Eso equivale a casi el 50% de la plantilla, lo que es una buena muestra de la alta receptividad de VASS Guilds y razón por la que el grupo seguirá desarrollando la iniciativa en 2019 con una segunda fase más avanzada.
3 ventajas principales
Para Jorge Maestre, esta nueva cultura de la organización tiene 3 ventajas principales.
La primera de ellas hace referencia a que los empleados encuentran en el gremio un ambiente de aprendizaje continuo muy motivador y una comunidad de interés y apoyo con la que crecer personal y profesionalmente hacia perfiles más multidisciplinares y cualificados.
La segunda, relativa a los directores o jefes de equipo, está relacionada con que, para los responsables de las distintas áreas en VASS, es mucho más fácil identificar y encontrar perfiles concretos para un proyecto. “Antes, por ejemplo, el conocimiento estaba más disperso y, cuando necesitábamos a alguien experto en BlockChain, tardábamos en encontrarlo. Ahora todo es mucho más rápido porque entre los propios trabajadores estos perfiles están muy visibles”, explica el responsable de VASS Guilds.
Por último, que los propios gremios están siendo generadores de nuevos modelos de negocio para la compañía, ya que, al combinar sus conocimientos y habilidades, aparecen ideas de productos o servicios que no se habían previsto ni contemplado con anterioridad.
El resultado de todo ello, según resume Maestre, es “una clara ventaja competitiva” para toda la organización. “Sin duda, el desarrollo profesional es uno de los elementos más valorados por los trabajadores y, al fin y al cabo, el conocimiento es el único activo que crece con el tiempo si, como compañía, conseguimos que las personas no se vayan”, concluye.