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Vuelta al cole: las citas de psicología y psiquiatría infantil se disparan un 65% y el pico se concentra en octubre

  Hasta un 20% de los niños y adolescentes sufren trastornos mentales en algún momento de su desarrollo, siendo mayor la aparición a los 14 años

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Arranca un nuevo curso escolar, lo que puede suponer un verdadero reto para las familias, más allá de los gastos. Y es que la exigencia tanto individual como de los padres, la convivencia entre iguales, el estrés o la presión social hacen especial mella en niños y adolescentes, algo que se refleja de manera creciente en las consultas de psicólogos y psiquiatras. 

De hecho, según datos de Top Doctors®, grupo de healthtech líder en la transformación digital del sector sanitario y en el desarrollo de sistemas tecnológicos para el fácil acceso a los mejores especialistas médicos, en 2024 las citas de psicología y psiquiatría de niños y jóvenes han aumentado un 65% respecto a las cifras registradas en 2021, con un importante pico concentrado en el mes de octubre.

El cuidado de la salud mental en niños y jóvenes está tomando cada vez mayor relevancia en el proceso educativo, especialmente tras la pandemia. Esto es clave teniendo en cuenta que la incidencia de trastornos mentales en la infancia y adolescencia es de entre un 15% y un 20 %, teniendo un mayor pico alrededor de los 14 años, tal y como apunta la Dra. Paloma Varela Casal, especialista en Psiquiatría y miembro de Grupo Top Doctors.

Cuando los trastornos mentales no son tratados, existe un mayor riesgo de altas tasas de abandono escolar, baja productividad, problemas familiares, sociales y legales, aumento de tasas de suicidio y resultados desfavorables que afectan a los individuos, las familias y la sociedad en general”, revela la doctora.

Cuáles son las principales causas que llevan a los pacientes en edad escolar a consulta 

Estos trastornos que se dan lugar entre los escolares, y que son motivo de consulta,varían según el grupo de edad: ansiedad por separación de los padres, desconexión de pantallas, estrés académico y de adaptación, problemas de identidad, autoestima o imagen corporal, bullying..

En lo referente al diagnóstico, la psicóloga especialista en salud integrativa y miembro de Top Doctors Olga Albaladejo Juárez revela que, en lo referente a edades más tempranas, “hemos de tener en cuenta como base que nuestro sistema educativo prioriza sólo algunas de las inteligencias identificadas en el modelo de Gardner diseñado ya en los años 80 y un sólo modelo de funcionamiento cognitivo. Para expresarlo de forma sencilla: seguimos identificando como “problemático” al niño que no es capaz de permanecer quieto y prestando atención durante un tiempo prolongado, o aprenderse de memoria lo que toca en cada momento. Estos niños se ven abocados a un diagnóstico de TDAH, o al fracaso escolar cuando, en realidad, es más que posible que sean muy inteligentes… de otra manera.”

Respecto al bullying, añade que “es esencial que los padres estén atentos no solo a la víctima, sino también al posible rol que juegue su hijo como agresor, un tema que a menudo requiere intervención familiar más que individual”.

Enlazando con la edad adolescente, indica que “en este grupo podemos encontrar desde los trastornos del espectro autista o el TDAH antes mencionado, a los trastornos del procesamiento sensorial que derivan en dificultades en las relaciones sociales, en la gestión de las emociones así como las altas capacidades. Siguen siendo fundamentales las relaciones con los pares y con su propio cuerpo. Todo ello nos lleva a problemas de gestión emocional y control de la ira, a trastornos de alimentación y otros de tipo obsesivo compulsivos y/o autolesivos como la tricotilomanía (arrancarse el pelo). También cabe señalar en este apartado la manera saludable, o no, en que se establecen las primeras relaciones de pareja.”

La psicóloga afirma que seguimos pagando los efectos del aislamiento en la pandemia y el cambio que se ha producido en los últimos 10 años hacia una sociedad “niño-céntrica” donde, en muchos casos, el niño llega a la adolescencia sin resistencia a la frustración, con poca valoración de la importancia del esfuerzo y con un sistema de valores confuso. 

Por su parte, la doctora Varela Casal indica que “el acceso mediante la tecnología a información que no son capaces de gestionar o modular, y la exposición a contenidos digitales inapropiados como la pornografía online, preocupa cada vez más a profesionales sanitarios, con suficiente evidencia científica sobre el impacto que producen en la salud mental”. Varela Casal alerta acerca del sobreuso de pantallas, que genera repercusión en la socialización, clima familiar y rendimiento académico. Indica que los estudios muestran que la adicción a los juegos móviles en adolescentes está asociada con ansiedad social, depresión y soledad, siendo los varones más propensos a experimentar ansiedad social debido al uso adictivo de estos juegos. Por otro lado, destaca que las redes sociales normalizan el fácil acceso a información dañina, contenidos sobre suicidio, autolesiones e imágenes violentas, especialmente en las plataformas de creación de vídeo más usadas actualmente en la adolescencia.

Consejos de especialistas para cuidar de la salud mental de los menores en la vuelta al cole

 

  1. Preparar la vuelta a finales de agosto, principios de septiembre adaptando los horarios tanto de sueño como de las actividades de manera progresiva. Además, es importante controlar el efecto de la vuelta a la rutina durante las primeras semanas para acompañar en la gestión del proceso de iniciación.
  2. Reforzar la idea de que volver al colegio es sinónimo de reencontrarse con los amigos y, por lo tanto, de diversión.
  3. Fomentar un ambiente de apoyo en casa, donde se reconozca el esfuerzo y se valore el proceso de aprendizaje más que los resultados.
  4. Es importante que padres y educadores trabajen juntos para identificar y apoyar las necesidades individuales de cada niño o adolescente durante el nuevo curso académico.
  5. Establecer límites frente a la pantalla también antes del inicio del curso, no solo durante. La separación del mundo virtual hace que ganen “tiempo de inactividad” y así se evita que se vea afectada su capacidad atencional y de sueño. Un mayor control por parte de los padres de los miedos potencialesante el nuevo curso para que los niños y jóvenes no los perciban.
  6. Involucrar a los niños y jóvenes en la preparación del inicio del curso: forrar los libros, organizar el nuevo material escolar o el uniforme etc.

 

 

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