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Empezar la Universidad en una nueva ciudad; Vivir en una residencia de estudiantes facilita la adaptación

Comenzar la universidad es un hito crucial en la vida de cualquier joven, y más si se tiene que mudar a otra ciudad. No solo marca el inicio de una etapa...

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Comenzar la universidad es un hito crucial en la vida de cualquier joven, y más si se tiene que mudar a otra ciudad. No solo marca el inicio de una etapa educativa más avanzada, sino también el comienzo de una serie de cambios que pueden ser abrumadores y emocionantes a partes iguales. Para muchos, este paso no solo significa entrar en un mundo académico más exigente, sino que conlleva adaptarse a una nueva ciudad saliendo de su zona de confort, enfrentarse a nuevas rutinas y, conocer a nuevas personas. Muchos de los estudiantes desplazados de sus ciudades de origen, eligen vivir en residencias de estudiantes, como las de Livensa Living, presente en las principales ciudades universitarias de España y Portugal.

Y es que, la rutina universitaria es diferente a la que muchos están acostumbrados en la escuela secundaria. Los horarios son más flexibles y la responsabilidad de la gestión del tiempo recae completamente en el estudiante. Aunque esta libertad es una de las mayores ventajas de esta nueva etapa, puede resultar abrumadora para quienes no están acostumbrados a organizarse de manera independiente. Por eso, muchos se decantan por residencias de estudiantes porque ofrecen un entorno cómodo, seguro, bien conectado, con espacios adaptados a las necesidades de cada momento, y sobre todo, con otras personas que han pasado o están pasando por la misma situación.

Desde el momento en que llegan a la residencia, con sus maletas y enseres personales, son acogidos por un staff empático y acostumbrado a recibir a nuevos residentes, con todo un dispositivo de bienvenida. Livensa Living, por ejemplo, cuenta con su programa de Padrinos y Madrinas, que durante los primeros días se convierten en su punto de referencia, además del soporte incondicional de los Coordinadores (dos por residencia, cuidadosamente seleccionados desde el mes de junio), que se ocupan de asegurar una adaptación rápida y una convivencia fluida y cordial desde el primer día y a lo largo de todo el curso.

El desafío de conocer nuevas personas también representa un foco de estrés, y aún más cuando uno se traslada a otra ciudad, al ser un lugar desconocido, sin las amistades que habían construido a lo largo de su vida escolar. Los primeros días los estudiantes pueden sentirse solitarios, y promover la interacción y socialización es clave. Precisamente por eso, según declaran los responsables de Livensa Living, “Las primeras semanas resultan cruciales. Se organizan reuniones de bienvenida, en las que presentamos las instalaciones, rutinas de convivencia, y todas las actividades de nuestro programa de Community Life. Estas incluyen desde clases de cocina o deporte, charlas motivacionales y workshops, y por supuesto fiestas, que se ofrecen a lo largo de todo el año, y arrancan con juegos y actividades grupales, reuniones entre compañeros de las mismas carreras y universidades, y la mítica Welcome Party”.

Los City Tours gratuitos, en español e inglés, en los primeros días son otra ocasión para conocer a los otros residentes, y por supuesto ayuda a los recién llegados a adaptarse a su nuevo entorno, descubrir cómo funciona el transporte, y encontrar fácilmente los servicios que necesitan como supermercados, bancos, centros médicos o de ocio.

Además, el simple hecho de estar lejos de casa puede generar cierta nostalgia, especialmente en los primeros meses. Aunque es importante recordar que esta es una etapa de crecimiento personal, a veces se necesita contar con un poco de ayuda externa. En residencias como las de Livensa este es un aspecto muy importante, y por eso se pone a disposición de los residentes el acceso a una plataforma externa de apoyo emocional ilimitado, contando con psicólogos titulados que pueden dar soporte cuando se necesita, además de ofrecer diferentes recursos para hacer más llevaderos los momentos de “bajón” o de estrés.

Más allá de los estudios, la fase universitaria es una oportunidad para el crecimiento integral. Aunque los primeros meses pueden ser desafiantes, con el tiempo, estas dificultades se transforman en momentos de aprendizaje y desarrollo personal.

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