Ha provocado numerosos problemas en EEUU, y ya fue detectada en verano en Mallorca. Su bajo precio y su disponibilidad en internet la hacen más peligrosa si cabe
Madrid, 6 de diciembre
Como siempre en este tipo de casos, la droga llegó primero a los centros de ocio de las Islas Baleares donde ya fue detectada en Semana Santa y en verano, e incluso en septiembre dos personas fueron detenidas en Palma por venderlas en una ‘Green shop’. Se trata de la Spice o K2, aunque se comercializa bajo un sinfín de nombres.
En el fondo son todas parecidas, un cúmulo de hierbas diversas rociadas con un compuesto sintético que imita al THC, la sustancia psicoactiva que hace tan popular al cannabis. Además no es fácilmente detectable, y su olor (por las hierbas que lleva) imita al incienso por lo que es vendido en la red a precios bajos, lo que la hace más peligrosa.
Ahora ha llegado a ‘raves’ y fiestas de ocio en las grandes capitales de España en este formato de incienso.
Esto ha levantado desde hace meses todas las alarmas, ya que en EEUU el consumo de esta marihuana sintética provocó numerosas muertes.
Por eso recientemente la Comisión Europea ha propuesto someter a medidas de control al cannabinoide sintético MDMB-CHMICA tras la evaluación llevada a cabo por el Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías (EMCDDA) y Europol. Esta evaluación mostró que este cannabinoide sintético puede producir importantes daños. De hecho, ocho Estados Miembros han informado de 28 fallecimientos y 25 intoxicaciones agudas asociadas a su consumo, con datos del pasado mes de agosto.
Energy Control, organización que pretende reducir riesgos en el consumo de drogada asegura que ya detectó este cannabinoide sintético por primera vez en España en 2015. Aunque también es vendido bajo el nombre de «Black Mamba», en España fue vendido como «Green Rush».
Los cannabinoides sintéticos son agonistas totales de los receptores cannabinoides y tienden a producir importantes efectos adversos, hasta ahora desconocidos en el cannabis natural. Es por esta razón que, aunque se vendan como «alternativas legales a la marihuana», se trata de productos con una toxicidad mayor.